¿Puedes extrañar a alguien con quien nunca saliste? Es una pregunta curiosa. De entrada parece que no tiene mucho sentido pero si le empiezas a dar vueltas ya no está tan claro. En el camino de la vida a veces tropiezas con personas con las que tienes sensaciones especiales. Me considero rico espiritualmente, mi vida interior esta siempre en ebullición. Mis emociones pero sobretodo mis intuiciones me han guiado en muchas ocasiones y a veces me he encontrado con personas, con las que he compartido un tiempo realmente corto, pero que me han dejado sensaciones difíciles de olvidar. Personas de las que estoy seguro que, con muchas de ellas, habría tenido un recorrido muy hermoso.
¿Como es posible extrañar a alguien con el que prácticamente no tienes recuerdos? ¿Puedes sentir dolor o angustia por una persona con la que te has relacionado poco tiempo? No tiene mucha lógica pero puede suceder. Nuestra mente es muy hábil, puede fabricar recuerdos que realmente no se han producido pero que considera que son factibles. Emociones y sentimientos vividos con aquella persona se traspasan a otros momentos no vividos, pero los sientes y vives como si realmente hubieran sucedido. Me ha pasado.
Soy proclive a la imaginación y a los cuentos románticos, me gusta imaginarme historias de amor con final feliz, de esas que hacen llorar a todo el mundo.
En muchas ocasiones me he encontrado soñando despierto historias de amor con personas a las que apenas conocía. La última fue de un subidón considerable que ha durado mucho tiempo. Nos conocimos por un canal tradicional, con un grupo de gente conocida en común, y fuimos compartiendo tiempo con este grupo durante unas semanas hasta que llego un día en que ella hizo un aparte conmigo. La excusa fue que quería comentarme no sé que cosa de lo que habíamos hablado en grupo y que le generaba ciertas dudas.
Y así empezó todo. De unos comentarios banales pasamos a hablar de sentimientos personales, de emociones vividas, de sueños rotos, de vidas pasadas, de proyectos de futuro, … En poco tiempo habíamos creado una complicidad especial. Todas las fases iniciales son siempre encantadoras, los dos dan lo mejor de si en estos momentos, pero en nuestro caso rozamos lo sublime. Estuvimos unas pocas semanas hablando mucho y hablando de todo, con una comunicación fluida de forma diaria. Era fácil, notaba una comodidad diferente. Estar cómodo con alguien no es tan sencillo, además con la edad te vuelves mas exigente pero también más tolerante, y encontrar el encaje perfecto es muy complicado. Con ella era así. Se alejaba del perfil tradicional de mis parejas, teníamos muchos hechos diferenciales, pero había una magia entre nosotros que lo superaba todo. Pasamos algún fin de semana juntos, para mí geniales, todo eran descubrimientos, físicos y de mente, cada día me gustaba más. Pero un día se bloqueó. Fue sincera y me explico su situación. No estaba en su momento, necesitaba tiempo y espacio. Había estado encerrada en su caparazón una temporada demasiado larga y le costaba salir de él. Estaba en una lucha interna que estoy convencido que ganará.
Esto ocurre muchas veces, tu no puedes decidir por los dos. Esta relación fue corta pero tengo grandes recuerdos de ella. A partir de aquí tienes varias opciones, te olvidas de esto y sigues adelante o empiezas a añorar y fabricar experiencias que aún no han sido. Yo opté por esto. La empecé a extrañar, me imaginaba historias aún no vividas pero que perfectamente podrían haber sucedido. Noches de amor, escapadas románticas, viajes relámpago, muchos días de montaña juntos esquiando y otros haciendo randonné, muchos abrazos y muchos besos, y mil historias más vividas en el país de los pirineos.
No hace falta tener recuerdos reales para echar de menos a una persona. Para mí no fue necesario compartir la vida con ella para notar su ausencia, pero sí que sufrí por no tenerla a mi lado. No estuve localmente enamorado, pero casi tuve una relación. Sin ataduras, es cierto, nosotros dos nunca fuimos exclusivos el uno del otro, también es cierto, pero la extrañé con mucha nostalgia y sufrí por su ausencia. Ahora puedo decir con total sinceridad que es posible añorar a alguien con quien nunca saliste. Si este es tu caso deja que tu mente juegue, dentro de este sufrimiento por su ausencia también habrá placer por los momentos fabricados. Siempre es agradable casi vivir una historia de amor.
Categorías:Relatos
Cómo me identifico con lo que cuentas, pero reconozco que enamorarse del amor o idealizar personas/situaciones, es peligroso. Para arrullarnos cuando necesitamos mimos y buscamos en los recuerdos (reales o medio creados), es fantástico. Pero jugar con las ilusiones y alejarnos de la realidad es peligroso, al fin y al cabo, la amiga de Pablo lo ha dejado a un lado…
Cómo me identifico con lo que cuentas. Por eso se lo peligroso que es enamorarse del amor o idealizar personas/situaciones . Para arrullarnos cuando necesitamos mimos y buscamos en los recuerdos (reales o medio creados), es fantástico. Pero jugar con las ilusiones y alejarnos de la realidad es peligroso; al fin y al cabo, por maravilloso que fu lera el tiempo compartido, la mujer lo ha apartado de su lado…
Minerva, gracias por tu comentario, comparto todo lo que dices y además pienso que cualquier historia de amor es bonita de vivir aunque sea casi una historia, eso sí siempre que no lastime a nadie y no sea eterna. Esta claro que el amor hay que vivirlo y no soñarlo.