Eneagrama, qué palabra tan rara, estoy seguro de que poquísima gente sabe que significa. Un eneagrama de la personalidad es algo parecido a un manual de instrucciones de la condición humana mediante el que podemos comprender las motivaciones profundas que hay detrás de nuestras conductas y actitudes. Vendría a ser una especie de mapa de nuestro territorio emocional que nos es útil para conocer nuestras limitaciones y nuestras potencialidades. La palabra proviene del griego y significa nueve líneas, por lo que se equipara a describir nueve tipos diferentes de personalidad, considerando que cada uno de ellos cuenta con su propio modelo mental. Este modelo viene siendo utilizado con frecuencia por todo tipo de actores, psicólogos, psiquiatras, coachs, recursos humanos, escritores, guionistas, etc. Este mapa determina qué nos mueve a ser como somos y a hacer lo que hacemos; cuáles son nuestros principales rasgos de carácter, con nuestros defectos y cualidades; qué deseamos y de qué tenemos miedo; e incluso cuál es la piedra emocional con la que tropezamos una y otra vez a lo largo de nuestras vidas. Veamos cuales son estos eneatipos:
Eneatipo 1: el que quiere ser perfecto. Una persona con un trauma de sentimiento de imperfección que para compensar crea un ideal de cómo debería ser. Esto le hace ser autoexigente y crítico consigo mismo y al no alcanzar la perfección deseada se enfada y frustra con facilidad. Acostumbra a imponer su visión de las cosas a los demás. Su via de mejora consistiría en trasformar su ira en serenidad, aceptándose tal como es.
Eneatipo 2: el que necesita amor. Su carencia es que no se quiere a sí mismo. Prioriza las necesidades de los demás olvidándose de él, piensa que cuanto más ayude a otros más le querrán y que él sabe como nadie lo que los otros necesitan. Necesita transformar su orgullo en humildad, atendiendo en primer lugar sus propias necesidades emocionales.
Eneatipo 3: el que necesita valoración. Es una persona que no se valora a sí misma. Todo pasa por destacar en algún ámbito, profesional o estatus social. Acostumbra a obsesionarse con su imagen, el éxito y el reconocimiento. Necesita transformar su vanidad en autenticidad, valorándose por lo que es en vez de por lo que hace, tiene o consigue.
Eneatipo 4: el que necesita atención. Su trauma, no se ve a si mismo, necesita que lo descubran los demás. Esto hace que se obligue a convertirse en una persona diferente, especial y única. Persona proclive a altibajos emocionales, necesita interesarse más por los demás y no tanto por él mismo.
Eneatipo 5: el que teme expresar sus sentimientos. Es incapaz de relacionarse emocionalmente con los demás. Lo sentimental y el contacto físico le abruma. Se comporta distante, frio y reservado y se encierra en su soledad. Se encierra en la acumulación de conocimiento e información sin pasar nunca a la acción, tiene pánico al compromiso emocional. Esta persona necesita conectar más con el corazón, debe buscar un equilibrio entre lo que piensa y lo que siente.
Eneatipo 6: el que teme tomar decisiones. No confía en sí mismo y tiene miedo y ansiedad por hipotéticos problemas futuros. Persona insegura con dificultad de tomar decisiones por lo que consulta todo con los demás. Necesita transformar esta cobardía en coraje para llegar a confiar en él mismo.
Eneatipo 7: el que teme sufrir. No soporta reconocer el vacío y el dolor que vive en él. Se disfraza de diversión, alegría y humor como mecanismo de defensa. Hiperactivo y hedonista, suele aburrirse y tiene insatisfacción crónica. Necesita cultivar el silencio y el placer de no hacer nada para encontrar su bienestar interior.
Eneatipo 8: el que quiere tener el control. Le aterra que los demás le puedan hacer daño, por lo que se protege detrás de una coraza y vive a la defensiva. Si nota que es amenazado reacciona de forma agresiva, es intimidante y con una personalidad fuerte. Su lema preferido es que la mejor defensa es un buen ataque. Necesita soltar este control y aceptar su vulnerabilidad.
Eneatipo 9: el que quiere evitar el conflicto. No sabe gestionar el enfado de los que le rodean, se infravalora y evita tomar partido por nada ni por nadie para no molestar. Acostumbra a escuchar solamente y a hablar poco para pasar desapercibido. Necesita transformar su pereza en proactividad, participando y aportando valor.
Hay que dejar claro que un eneagrama no es un test de personalidad ya que se apoya en ideas pseudocientíficas. No clasifica sólo por características psicológicas sino que también se fundamenta en creencias basadas en el esoterismo y el pensamiento mágico (la numerología que proporciona da para mucho). Estos eneatipos no sólo descansan sobre presuposiciones acerca del funcionamiento de los procesos mentales, sino que parten también de una visión sobrenatural de lo que existe y forma parte de la realidad. Un eneagrama puede servir para explicar nuestra personalidad pero también puede descubrirnos errores básicos que cometemos en nuestras vidas y como podemos crecer espiritualmente. Creo que a pesar de su falta de rigor científico hacerse uno mismo su eneagrama es útil, nos da referencias sobre nuestra personalidad, señala nuestras debilidades y nuestras fortalezas, y nos ayuda a mejorar. Así que, si te interesa tu crecimiento personal esta herramienta puede ayudarte a conocerte mejor, ¡eneagrámate!
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