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AMOR SE ESCRIBE CON “P”

La palabra amor tiene cuatro letras y ninguna de ellas es la “p”. Si profundizamos en su concepto nos daremos cuenta que esta palabra está llena de connotaciones que llevan la letra “p” en su inicio. Amor, amar, amarse, amante, amando, amantes, … en fin es tan y tan difícil hacer una definición exacta, y además escueta, del término que para mí es imposible. He oído decir que es casi imposible entender y describir lo que representa la palabra infinito, pues yo equiparo esta dificultad a la palabra amor.

Cuando intento definir lo que representa el amor se me acumulan tantos sentimientos que me resulta muy complicado.

¿Por qué amor se escribe con “p”? En primer lugar porque en sí misma ya es una palabra. El amor es un sentimiento que requiere de “paciencia”. Sin esta cualidad será muy difícil que cualquier relación tenga cierta continuidad y se llegue a consolidar, por tanto la paciencia es un requisito imprescindible dentro del universo del amor. También debería ser obligatorio que haya “perseverancia”. La perseverancia es necesaria en todos los niveles, tanto personales como profesionales, pero en una relación amorosa es incuestionable. Necesitas ser constante y perseverante para alimentar día a día ese amor, sino morirá por sí solo. Si son necesarias las dos cualidades anteriores la siguiente es la que le pone la guinda, debe existir el “perdón”. Sin una voluntad firme de aceptar errores, saber pedir perdón pero también saber perdonar, cualquier relación esta condenada a ser fallida. De modo que acepta y perdona mucho si quieres que una relación funcione. Otra cualidad ligada al amor es el “permitir”. En una relación es necesario ser tolerante. Permitir siempre es necesario y beneficioso, los sentimientos de posesión, dominio o control nunca son buenos. Permitir genera confianza y esta es una base genial para una relación sana. Otra cualidad sería la “permanencia”. El objetivo final de cualquier relación es su permanencia en el tiempo. Hay que trabajarla cada día para qué dure y permanezca viva muchos años. Otra actitud que resulta imprescindible es la “pasión”. Sin ésta cualquier relación esta condenada a morir. Vivir apasionadamente es maravilloso, si trasladas esta virtud a tu relación ésta funcionará fantásticamente bien. Creo que la pasión es la gasolina de la mayoría de nuestras actitudes, sin ella los resultados nunca son los mismos. Cualquier relación debe ser un “placer”, disfrutar de ésta tiene que resultar el mayor y mas anhelado placer para ambos. El amor es también una “prueba”. Te implica a ti pero también a los demás, por lo que cuando pasas la prueba del amor llegas a tu “plenitud”. Una relación de pareja equilibrada te proporciona una plenitud difícil de igualar con  nada más, te llena de felicidad. Si pretendes que tu relación de pareja sea duradera en el tiempo tienes que “pensar” en ella, hay que alimentarla cada día para que vaya creciendo porque en el fondo el amor te abre un mundo de “posibilidades”, todas ellas maravillosas.

Pero el amor también se puede escribir con “p” para lo negativo. Nunca equipares a tu pareja como si fuese tu “pertenencia”. Cualquier relación debe ser igualitaria para ambos. Nadie es de nadie ni pertenece a nadie. La “prepotencia” solo conlleva destrucción nunca construcción. Caso contrario es muy probable que a uno le entre el “pánico” por sentir que está en una relación que acaba derivando en una “persecución” de una parte hacia la otra. Esto hará que a la otra persona le entre una “parálisis”, que afectará profundamente a la relación. Por tanto, aléjate de causar cualquier “preocupación” a tu pareja que la haga caer en el “pesimismo”. Nunca es bueno que en la parejas haya sentimientos de “pena”.

Yo he escrito mis historias de amor con muchas de estas “pes”.  Mi último matrimonio tuvo mucha “p” negativa. Sufrí demasiado por la prepotencia de mi pareja. Ella consideró que yo era su pertenencia y que podía hacer conmigo lo que quisiera. La persecución psicológica a la que me sometió durante largo tiempo me hizo entrar totalmente en pánico. Caí en un fuerte pesimismo que derivó en un sentimiento de pena que me acompañó  de forma prolongada durante mucho tiempo. Esto hizo que nuestra relación estuviera en una parálisis terminal que acabó en una ruptura definitiva. Creo que nos faltó la paciencia suficiente para pensar bien qué nos estaba ocurriendo. Nuestra permanencia como pareja estaba más que consolidada. Pero la perseverancia diaria había dejado de existir hacía tiempo, sólo había pasión por mi parte y en absoluto cabía el perdón para nada en su actitud. Yo creía que habíamos superado muchas pruebas y que estábamos en nuestra plenitud, pero era sólo mi opinión. Para ella ya no existía ninguna posibilidad de mantener viva la relación. En esta historia se juntaron un montón de “pes”. Estas “pes” no me gustó nada cómo se entrelazaron, todas eran negativas y así nos fue. Estoy plenamente convencido de que pueden existir grandes historias de amor con otro orden de “pes”. De modo que cuando escribas tu historia de amor hazlo con “pes”, pero sobre todo de “positivas”.

Categorías:Relatos

Francesc