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EL AMOR DESPUÉS DE UN DESAMOR

Si tengo que ser sincero, nunca había estado en un estado de paz y tranquilidad como el que tenía en aquel momento. Después de acabar muy mal con mi última pareja, una relación perversa, malvada y tóxica, y una vez superado el shock inicial y el trauma posterior, aquel Pablo destrozado, gris y triste dio paso a un Pablo feliz, contento y  simpatiquísimo. Podría decir que me encontraba, por primera vez en mi vida, en un estado totalmente desconocido para mí pero que me encantaba. Me estaba conociendo como nunca lo había hecho antes. Disfrutaba de una cantidad de sensaciones nuevas geniales. Mi visión acerca de muchas cosas se había modificado y vivía la vida con mucha más intensidad, esféricamente, con actitud súper positiva y mente despejada.

No entraba para nada en mis planes iniciar ninguna relación. Es cierto que me apetecía conocer a gente nueva e incorporar a nuevas personas en mi vida pero consideraba que ahora que había conseguido recomponer los rotos que me habían hecho, con un resultado final que me gustaba mucho más,  no quería volver a sufrir para nada una situación parecida. Me resultaba muy cómodo habitar en este estado de no compromiso y de cero vínculos. 

Pero la vida me ha demostrado en mil ocasiones que  los planes nunca sirven.

Así que una vez más mis intenciones se fueron al garete. Había quedado con ella para tomar un simple café.  Conozco los riesgos que representa un café, he tomado muchos, pero también creía tener controlada la situación suponiendo que en cualquier momento podría decidir que pasos dar y cómo manejar el encuentro. Esta es la teoría, la practica muchas veces difiere, y lo que te parece que tienes tan claro resulta que no lo es tanto y lo que te has propuesto no hacer es lo que acabas haciendo.

La vi de lejos acudir a la cita. No quería que me viese observarla pero mal disimulé lo que pude. Tenía un aire como despistado y nada forzado pero claramente indicaba que controlaba la situación. No sé como pero desde el minuto cero ya hubo una química especial. Son esas situaciones, muy poco habituales, en las que sabes que algo va a pasar. Este café tuvo mucho juego y lo que tenían que ser unos minutos de cortesía, según ella ya que estaba muy ocupada, dio para una cafetera industrial entera. Conversación fluida y sincera, miradas directas y sinceras, y una naturalidad entre ambos sorprendente. En fin que el tiempo pasó volando y nos emplazamos para un encuentro más relajado sin la presión  de tener que mirar el reloj.  Pasamos unos días de tanteo mutuo con mensajes, alguna llamada telefónica y la  inquietud de un adolescente esperando la próxima cita. Los tiempos actuales no acompañan para nada y las citas y encuentros se han convertido en todo un arte. Horarios y espacios limitados, desplazamientos casi prohibidos, etc. La verdad es que nuestro primer almuerzo ya fue raro, rompimos horarios y acabamos a unas horas nocturnas que hoy son delictivas. Todo fácil, espontáneo y diferente.

Ante esta situación es inevitable que tu cabeza arranque la maquinaria y te cuestiones tus planteamientos, tus propósitos, tus tonterías y tus todo. No sirve de nada, al final me doy cuenta que siempre va a mandar el corazón. En mi caso, y ahora que ya ha pasado un tiempo lo puedo afirmar, esta persona me proporciona una paz y tranquilidad que desconocía. De poco o nada sirven mis deseos iniciales. Cuando la veo estoy feliz y cuando no estoy con ella la añoro. Es curioso porque es precisamente todo lo contrario a lo que quería. Sólo pretendía conocer a gente, pero me doy cuenta que sin planificar las cosas salen mucho mejor y que las sorpresas son mucho más agradables. No sé a donde me llevará esto pero sinceramente tampoco me importa. He aprendido que lo mejor es dejarme ir, dejar fluir dicen ahora, y con el tiempo ya veremos. Así que, a pesar de mi pánico a iniciar una relación por miedo a sufrir daños personales, me doy cuenta de que en el fondo mi prioridad sigue siendo ser feliz y que éste es el camino correcto que debo coger. De modo que alejo de mi mente los miedos y temores y decido disfrutar de esta nueva situación. Poco a poco voy aprendiendo que las intuiciones, los impulsos iniciales, las primeras impresiones, las sensaciones, … son señales que debemos considerar. La cabeza y el raciocinio están bien pero a veces hay otras cosas que debemos escuchar. Así que, si te has roto por dentro por un desamor y crees que nunca más volverás a vivir el amor con pasión e ilusión vas muy equivocado. Estoy seguro de que el amor después de un gran desamor es aún mucho mejor, al menos en mi caso. Déjate ir, disfruta mucho y sorpréndete por lo que vaya pasando. Verás que la vida a veces te da alegrías inesperadas y muy muy agradables.

Categorías:Relatos

Francesc