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¿LOS HOMBRES TIENEN SU “PERIODO” MENSUAL?

De la menstruación de las mujeres se ha hablado mucho y también se han escrito millones de cosas. Es indiscutible que esta famosísima semana tiene una afectación directa en su carácter. Al mismo tiempo les acarrea ciertas consecuencias físicas. A pesar de considerar que cada mujer en sí misma es un mundo poco podemos argumentar acerca de si estamos de acuerdo o no. Pero qué pasa con los hombres, ¿podemos hablar de que ellos tienen también su “periodo”?

Las variaciones hormonales sufridas por las mujeres están más que demostradas. Su cuerpo es visto cómo ese cuerpo caótico y azaroso que sigue una ley de la naturaleza en lugar de la ley de la civilización. El cuerpo femenino es un cuerpo rebelde. Un cuerpo que se impone a la voluntad de la propia mujer. Incluso esta voluntad a veces se termina identificando como una fragilidad. De modo que la menstruación vendría a ser la llamada de lo terrenal, sometiéndola a unos ritmos que no son los suyos. En cambio el cuerpo masculino ideal es un cuerpo dominado y disciplinado. Eficaz y recto. Siempre disponible, siempre activo y siempre potente. Una máquina productiva y viril. Un ideal de cuerpo disciplinado según la lógica del entrenamiento. Un cuerpo que no permite el fallo, la impotencia o la enfermedad. Pero resulta que esto no es siempre así. El desconocimiento del cuerpo hombre es enorme, es de una lógica aplastante que el cuerpo hombre no puede estar sujeto a leyes distintas. Seguimos siendo carne, hormonas y heridas. Todas, sin distinción.

¿Entonces qué ocurre realmente? Pues parece ser que los hombres también tienen alteraciones hormonales, pero se habla mucho menos de ello.

Y afectan igualmente a su vida emocional. Los ciclos hormonales masculinos pueden llegar a ser más caóticos, diversos y fuertes que los de las mujeres. Pueden tener variaciones enormes en el transcurso de un solo día. Ciclos extra cortos de sólo unos minutos, ciclos diarios, ciclos mensuales, ciclos anuales, … Picos que se dan por la mañana  y bajan a lo largo del día. Picos que alcanzan máximos en otoño y se desploman en verano. Picos en ciclos mensuales que pueden ir de 8 a 30 días. En fin una variación tan grande y tan bestia que puede poner en jaque la supuesta neutralidad del hombre en la misma medida que suele presuponerse en la mujer. A todo este lío algunos expertos lo llaman el síndrome del hombre irritable. Se produce cuando los niveles de testosterona decaen de forma dramática en algunas personas con pene. Los últimos estudios así lo certifican. Reconocen que muchos hombres tienen una sensación de irritabilidad alta o muy alta, un cansancio superior al habitual, una sensación de tristeza sin causas específicas, un aumento de antojos comestibles, etc. Además sus parejas también reconocen que ellos llevan este periodo peor que ellas, optando por dos caminos opuestos, o ayudan a sus parejas en estos días con mucho más cariño, o bien andan con mucha más precaución para procurar no alterarlos.

Buscando información he descubierto que cuando los hombres tenemos estos ciclos hormonales quedan afectados nuestros niveles de energía, rabia, impulsos sexuales e irritabilidad. Si la testosterona desciende aumenta  el grado de violencia. La irritabilidad, la depresión y la abstinencia se producen cuando hay una deficiencia de esta hormona. En mi caso he comprobado que algo de verdad hay, siempre sin llegar a niveles extremos. He notado en algunas ocasiones estos cambios. No puedo certificar si es la misma semana todos los meses, pero tengo consciencia de que en algunos periodos noto cambios en mi persona que no sé exactamente a que son debidos. Depende de los meses fluctúo durante este periodo hacia un mayor nerviosismo, lo que me hace estar más irritable. Otras veces me noto sin tanta energía, como si me hubiese quedado sin batería, me cuesta mucho más realizar cualquier cosa que normalmente hago sin problema. También he notado que hay periodos en los que mi libido está más relajada, vaya, tengo una apetencia sexual más baja. Hasta ahora no atinaba a encontrar el porqué de todo esto. Había bromeado con ello porque en muchas ocasiones coincidía con el periodo de mi pareja y yo creía que había tal grado de compenetración y mimetismo que hasta pasábamos juntos estos días tan especiales. Hoy tengo muy claro que los hombres también tenemos nuestras semanas. Esto nos hace más humanos y no tan máquinas, y a mí me encanta. Hay que saber reconocer que en ciertas ocasiones no estás tan a la altura como deseas y que no pasa nada. Tienes todo el derecho a que esto te pase, acéptalo y si puedes disfrútalo. A lo mejor notas sensaciones y emociones que habitualmente no están tan a tu alcance. De modo que bienvenido a nuestro “periodo” mensual. Unos días que nos ponen en la tesitura de reconocer la materialidad de la vida. La realidad inevitable de que estamos afectados por este mundo. Sólo nos queda conocernos, experimentarnos y habitar pacíficamente nuestro cuerpo caótico, encontrarnos con otros cuerpos caóticos y mimarnos.

Categorías:Relatos

Francesc